La hipocondría consiste en la preocupación frecuente y angustiosa por la posibilidad de tener una enfermedad,o incluso la convicción de tenerla. Las personas que desarrollan este problema llegan a estar muy focalizadas en sus sensaciones físicas, de modo que esta hipervigilancia supone que presten atención a muchas sensaciones y síntomas que a otras personas les pasarían desapercibidas. Por otra parte, interpretan las sensaciones y síntomas físicos como indicios de posibles enfermedades más  o menos graves, lo cual implica elevados estados de ansiedad. Ante estos momentos frecuentes de angustia lo más habitual es tratar de hacer algo que permita descartar la enfermedad que a uno le preocupa. En muy habitual la búsqueda de información en internet (pueden emplearse horas, y llegar a sentirse mentalmente colapsado), hacer comprobaciones sobre el estado del síntoma preocupante (palpar un bulto), acudir al médico (llegando gastar mucho tiempo y dinero) y hacerse análisis u otras pruebas.  También es típico preguntar a amigos y familiares…

TRATAMIENTO:

El tratamiento con más evidencia empírica para la hipocondría es, de nuevo, la terapia cognitivo-conductual.

http://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0005796714000631

Entre las especificidades de esta modalidad terapéutica para la hipocondría se encuentra el trabajo orientado a flexibilizar la intolerancia a la incertidumbre, explicarse más adecuadamente los síntomas físicos corrientes, muchos de ellos de origen ansioso, analizar la relación coste-beneficio de las estrategias e informarse y buscar reaseguración para manejar la idea de la enfermedad y la muerte, y aprender otras nuevas más adaptativas.

En la problemática hipocondríaca resultan también de valor intervenciones más centradas en aspectos personales profundos, que faciliten el reorientar la atención a la diversidad de aspectos que componen nuestra vida para poder invertir energía mejor en ellos y desarrollar nuestras capacidades personales para una vida más plena. Lo mismo puede decirse de los enfoques familiares, cuando el problema del paciente involucra en buena medida a la familia, y tiene importantes implicaciones para ésta.