Psicología clínica y terapia

¿Qué es un psicólogo clínico?

¿qué es un psicólogo clínico? ipsivaEn los años 90 se creó en España un sistema de formación especializado en psicología clínica, que permite obtener el título de psicólogo especialista en psicología clínica. Se trata un programa de 4 años, al que se accede a través de un examen estatal, tras el cual se elige plaza en un Hospital de la red pública (análogo al sistema MIR). A lo largo de 4 años,  el residente trabaja a jornada completa en diversos dispositivos de atención con un grado progresivo de responsabilidad (salud mental de adultos en consulta externa, salud mental infantil, ingreso hospitalario, rehabilitación, unidades de conductas adictivas, pareja y sexualidad, oncología y salud, programas específicos: para trastornos alimentarios, primeros episodios psicóticos, etc…). Ello permite aprender y desarrollar competencias profesionales complejas en una gran variedad de problemas, y en el contexto de trabajo en equipo. Paralelamente se desarrollan actividades  complementarias de gran importancia formativa: sesiones clínicas, sesiones  bibliográficas, supervisión de casos, seminarios… todo ello para garantizar una alta calidad profesional de los futuros especialistas, que revierta en la salud mental de la sociedad.

Por lo tanto, un psicólogo clínico es un  profesional que por su formación, ha desarrollado una buena capacidad de escucha que le permite identificar los aspectos esenciales implicados en la problemática psicológica que plantea una persona, pareja o familia. Esto le permite, trabajando conjuntamente con la/s persona/s implicada/s, esbozar el mapa explicativo de los factores pasados y presentes implicados en su sufrimiento (estilos relacionales,  patrones de pensamiento, estrategias para afrontar los problemas…), y desde esta comprensión amplia, diseñar un intervención personalizada que se dirija a los objetivos que se pretende alcanzar. Para ello, se vale de una amplia gama de técnicas basadas en la mejor evidencia científica disponible, teniendo en cuenta los valores, características y circunstancias de cada persona, tratando de desarrollar, fortalecer y ampliar sus recursos.

¿Puede ayudarme un psicólogo clínico?

¿puede ayudarme un psicologo clinico? ipsivaLa psicoterapia es el tratamiento más apropiado para una amplia gama de problemas emocionales, que engloba tanto diversa problemática vital (conflictos interpersonales, cambios de etapa, duelo, estrés laboral, divorcio…) como trastornos mentales asociados a mayor o menor grado de afectación de la calidad de vida (trastorno de pánico, bulimia, trastorno obsesivo-compulsivo, hipocondría, depresión…).

Un buen criterio para decidir iniciar un tratamiento es que el malestar sea significativo. Por otra parte, aunque en nuestro contexto mucha gente demora el momento de buscar ayuda, se sabe que cuanto antes se inicia el proceso, mejores resultados cabe esperar, y  el sufrimiento se prolongará menos. Es buena idea invertir tiempo y esfuerzo también en nuestra salud mental, y poder valorar desde tu experiencia si ésta puede ser una buena forma de ayuda para ti.

Fases de la terapia

Fase inicial:
El objetivo de estas primeras sesiones es recoger  información tanto sobre la problemática que se plante en consulta y su alcance, como sobre la persona y su vida, para lograr una comprensión suficiente. Se indaga tanto en el origen como en los factores que siguen manteniendo el problema, y se elabora conjuntamente una hipótesis que ayude a alcanzar una visión más profunda. También es el momento de planificar  la intervención: objetivos a trabajar, frecuencia de las sesiones, modalidad…

fases terapia psicólogo clínico ipsiva

Fase de la terapia:
Es la fase de tratamiento propiamente dicha, aunque los cambios ya pueden iniciarse con la toma de conciencia que suponen las fases iniciales. La duración varía en función de los problemas y de las personas, con la flexibilidad necesaria. En el proceso, se van identificando y abordando gradualmente los principales aspectos implicados en la problemática de la persona  El objetivo es ganar competencia en el manejo de su problema, reduciendo progresivamente el malestar, y en última instancia ganar en autoconocimiento, autoconfianza, fortaleza y calidad de vida.

Fase de seguimiento:
En la medida en que se va valorando que se ha alcanzado una mejora significativa y se han logrado los objetivos pretendidos, se inicia esta fase orientada a la consolidación del cambio y la estabilidad de los resultados. Es momento de empezar a espaciar las sesiones.

Modalidades terapéuticas

En el equipo trabajamos con los 3 enfoques que consideramos más valiosos en psicología clínica:
el cognitivo-conductual, el sistémico-familiar, y el psicodinámico-profundo

La mejor opción se elige teniendo en cuenta por una parte,  las necesidades en función del juicio clínico profesional, y por otra, las  preferencias del paciente y/o la familia. Los profesionales somos psicólogos especialistas en psicología clínica con formación específica y experiencia adicional en cada una de estas tres ramas. Por esta razón, se puede ofertar a cada persona el tratamiento más apropiado con la flexibilidad  y complementariedad necesaria para un abordaje óptimo.

. El primero de ellos, el cognitivo-conductual.
Se trata de una orientación que se centra en reducir los síntomas que producen  malestar y generan interferencia en la vida de la persona ya sea en las relaciones sociales, de pareja o familiares, en la vida profesional o en la relación consigo mismo. Se trabaja sobre ello estudiando conjuntamente  las formas de pensar que mantienen estos síntomas, y ajustándolas  de modo que, teniendo en cuenta la realidad, resulten más adaptativas. Por otra parte, se abordan también las formas de actuar habituales que mantienen el problema,  para desarrollar alternativas más adecuadas para conseguir lo que se pretende.

Imagen modalidades terapéuticas ipsivaEste enfoque es el que tiene mayor soporte empírico para la mayoría de trastornos identificados en el campo de la salud mental, habiendo demostrado ser muy eficaz en el tratamiento de una gran variedad de trastornos y problemas.

. El segundo de ellos, el enfoque psicodinámico.
Se trata de un enfoque orientado a crecimiento personal, que pretende fortalecer a las personas propiciando que se conozcan mejor, incluyendo los aspectos de uno mismo de los que todos somos poco conscientes, y  tenemos poca perspectiva … que son casi siempre aquellos con los que más sufrimos, y los que más difícil nos resulta manejar. Los tratamos de solventar con estrategias que si bien mantienen a raya ciertas cuestiones internas que nos agobian, suponen un gran gasto de energía  y reducen la flexibilidad conveniente para una vida más feliz. Desde esta perspectiva, se trabaja con los contenidos que la persona va aportando espontáneamente  cada sesión, de modo que pueda hacerse cada vez mejor cargo de sí misma y de sus asuntos emocionales, poniendo sus recursos a favor de sus intereses, por ejemplo, relacionales.

Se trata de un enfoque que puede ser útil para problemáticas psicológicas que incapaciten o no para aspectos vitales importantes. Sean trastornos diagnosticables, u otros problemas sin diagnóstico  (por ejemplo la tendencia a repetir patrones que uno sabe que no le van bien pero no se siente capaz de remediar,  una sensación difusa de malestar personal que no entiende ni sabe como afrontar, o el miedo ante la perspectiva de determinados retos vitales…).

. El tercero de ellos, el enfoque familiar.

Desde este punto de vista, el análisis se orienta no sólo al individuo,  sino también a las relaciones familiares, aspecto que con tanta frecuencia es fuente de malestar, a veces de modo muy angustioso y desesperante,  y que cuando está bien construido es en mucha mayor medida fuente de seguridad y disfrute. Hay muchas formas de relacionarse en familia, que cambian a lo largo del tiempo según las edades y etapas vitales de sus componentes, suponiendo retos importantes. Las dinámicas que se establecen entre diversos miembros de la familia (por ejemplo alianzas entre los hijos, o entre un progenitor y un hijo, que no se aprecian a simple vista, o relaciones especialmente marcadas por la negatividad…) pueden suponer un sustrato muy importante en la base de determinados problemas psicopatológicos. Casi siempre que una persona se encuentra con un problema psíquico de envergadura, el papel de lo familiar es muy relevante. La familia tiene un gran potencial para contribuir a la mejoría tanto de la persona más afectada por las dificultades familiares, como del resto de sus componentes, que se sentirán mucho más competentes  aumentando su capacidad de participar positivamente en las relaciones. Todo ello también, con los retos particulares que puedan suponer las separaciones conyugales, el  postponer la decisión de separación por los motivos que fuere, los diversos modos de convivencia, las relaciones con cada uno de los progenitores con posterioridad, las familias reconstituidas…

Formatos de tratamiento

Terapia individual:
La terapia individual es el proceso a través del cual el paciente trabaja a solas en sesión con el terapeuta en un clima de seguridad, respeto y confidencialidad. El ejercicio de la misma se puede abordar desde distintas las distintas orientaciones (cognitivo-conductual, psicodinámica,…) La mayor parte de problemas psicológicos son susceptibles de ser abordados a través de una intervención individual, aunque su uso principal no descarta la combinación con otras modalidades de intervención (familiar, pareja, grupal) para optimizar los resultados.

Terapia familiar y de pareja:
Desde esta modalidad se trabaja principalmente con dos o más miembros de un mismo sistema familiar simultáneamente, todos ellos dispuestos a emprender el proceso de psicoterapia. Está enfocado a abordar los problemas que nacen en el seno del núcleo familiar, y también a problemas que causan interferencia o malestar en la dinámica familiar o de pareja. Por otra parte, subraya la importancia del sistema familiar como fuente de apoyo y estabilidad. Los principales objetivos  de este tipo de intervención son mejorar el funcionamiento familiar o de pareja (por ejemplo, desarrollando formas de comunicación más adaptativas, o facilitando la creciente autonomía de los hijos), la comprensión y el apoyo emocional mutuo, así como desarrollar habilidades para resolver distintos problemas y retos. La eficacia de este enfoque está ampliamente establecida. Desde él se pueden abordar diversas situaciones y problemas, como trastornos alimentarios, adicciones, problemas de pareja, dificultades con los hijos (crianza, escolaridad, trastornos de  conducta, emocionales, etc.), cambios inesperados (duelo, enfermedades, etc.), cambios en el ciclo vital de la familia (nacimiento, adolescencia, etc.) reestructuración familiar (adopción, casamiento de alguno de los padres, divorcio), entre otros. Es especialmente útil en el abordaje de problemas y trastornos de la etapa infantil.

Terapia de grupo:
Esta es una forma especial de psicoterapia en la que se reúne un grupo pequeño de personas con un terapeuta que actúa como conductor del mismo. Se trata de una intervención estructurada en cuanto a sus contenidos y los objetivos que persigue, pero lo suficientemente flexible como para acoger los procesos individuales y grupales que van surgiendo a través de la interacción. Pone el énfasis en las relaciones entre los miembros; ya que como seres humanos hemos crecido perteneciendo a grupos, es la situación ideal para trabajar a través de la experimentación directa y aprender nuevas formas de relación.

Existen diferentes tipos de grupos.
Están ampliamente extendidos los grupos centrados en el tratamiento de trastornos psicológicos específicos, como por ejemplo la ansiedad, la depresión o los trastornos alimentarios. También existen grupos más dirigidos a la adquisición de habilidades o estrategias de afrontamiento, como serían los grupos de padres, o grupos para la reducción y manejo del estrés (actualmente muy extendido el Mindfulness)…Y otros, más orientados al crecimientos personal y menos estructurados. En cualquiera de estos casos la intervención grupal aporta beneficios únicos. El sentirse identificados con otras personas que atraviesan momentos o dificultades similares puede facilitar la expresión emocional así como generar alivio al comprender que no se está solo o que no  es tan extraño lo que le sucede. Los intercambios con el grupo también permiten poner de manifiesto patrones de comportamiento que pueden generar sufrimiento, pero al hacerlo en un clima de seguridad la probabilidad de sentirse dañado es menor que en el ambiente natural. También ofrece la posibilidad de observar como otros afrontan sus dificultades, y generar con ello aprendizajes de comportamientos alternativos.