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Todas las personas tenemos una forma de ser única y en constante evolución, y cualquier clasificación en cuestión de personalidad resulta reduccionista, y demasiado general para recoger la riqueza y complejidad de la individualidad. A pesar de todo ello, en psicología, y  en psicología clínica en particular, se ha trabajado mucho en clasificaciones, en un esfuerzo por organizar la realidad y conocerla, comprenderla, y poder ofrecer procedimientos eficaces cuando aspectos de la personalidad de una persona resultan problemáticos.

Dichas clasificaciones, permiten recoger aspectos generales que se observan como patrones más o menos estables en las formas de pensar, sentir, comportarse y relacionarse, y se habla de trastorno de personalidad cuando dichos patrones resultan muy rígidos, dificultando por tanto la adaptabilidad a la gran diversidad de situaciones  que se nos plantean cotidianamente, dando lugar a sufrimiento, dañando o empobreciendo las relaciones con los demás, o dificultando la consecución de los propios objetivos. 

La personalidad obsesivo-compulsiva se ha descrito como un patrón general de preocupación por el orden, el perfeccionismo, y necesidad de control interno (mental, emocional…) y en las relaciones con los demás,  a costa de la flexibilidad, la espontaneidad y la eficiencia.  Es habitual que haya una excesiva dedicación al trabajo y la productividad, quedando al margen las actividades de ocio y el tiempo para las amistades (sin que haya para ello razone económicas claras). El excesivo perfeccionismo interfiere en la realización de las tareas, y la preocupación por los detalles, el orden, la organización, o la elaboración exhaustiva de listas u horarios…puede llegar a hacer perder de vista el objetivo principal de una actividad. Por otra parte, resulta difícil delegar tareas en otras personas, a no ser que se ajusten exactamente al mismo modo de hacer las cosas; así como gastar dinero, puesto que se considera muy importante guardarlo para posibles necesidades futuras. Es frecuente también la inflexibilidad o exigencia en temas morales, normas o valores.

TRATAMIENTO:
El tratamiento de cualquier problemática de personalidad o de determinados rasgos de forma de ser disfuncionales, se aborda desde una comprensión amplia de los factores del desarrollo y del contexto que han contribuido a su establecimiento. Son útiles para su análisis y flexibilización de cara al desarrollo de estilos más adaptativos de funcionamiento, las intervenciones integradoras, que combinan  las aportaciones de los diferentes enfoques de intervención psicológica.