Aunque al tristeza es una emoción normal y adaptativa, que todos experimentamos ante una pérdida o ante la sensación de fracaso, puede llegar a convertirse en un problema serio. La persona con depresión sufre un intenso malestar emocional que consiste en tristeza, sentimientos de inutilidad o de culpa, perdida de la ilusión por hacer cosas o de la capacidad para disfrutarlas. Frecuentemente se asocia a irritabilidad, y desesperanza. Es habitual pensar que se es incapaz de hacer las cosas bien, que el mundo es un lugar horrible, que no se puede confiar en los demás o que la vida no tiene sentido. Estos síntomas también pueden verse acompañados de otros de carácter más físico, como son fatiga o falta de energía, cambios en el apetito o el peso, o en el sueño.
Todos estos síntomas causan gran malestar en la vida de la persona, así como también en la de sus familiares y los más allegados, que en muchas ocasiones no saben qué hacer para ayudar o cómo comportarse. Gradualmente la persona va abandonando actividades, en primer lugar las placenteras, como salir con amistades o disfrutar de su ocio, y si la depresión sigue avanzando puede llegar a abandonar incluso las responsabilidades, como el aseo personal, llevar a los niños al colegio o faltar a trabajar.
En niños y adolescentes puede manifestarse de forma similar al adulto, aunque también con otros síntomas específicos y dependientes de la edad del menor. En niños más pequeños, por ejemplo, son frecuentes las quejas por molestias físicas, la aparición de ansiedad, nerviosismo o temores, mientras en los más mayores o adolescentes puede manifestarse a través de cambios de conducta, aumento de la irritabilidad, disminución del rendimiento escolar, entre otros.
TRATAMIENTO:
Existen diversas alternativas terapéuticas que han recibido evidencia empírica para tratarla. La primera,la terapia cognitivo-conductual, que ya ha sido descrita en el apartado correspondiente. En concreto, en la depresión se trabaja especialmente con los pensamientos negativos y distorsionados, por una parte, y con la recuperación de actividad significativa, gratificante y de interés personal, por otra. Además, se abordan otras cuestiones que resulten insatisfactorias en la vida dela persona.La segunda, la terapia interpersonal, se orienta a trabajar duelos, conflictos interpersonales, o cambios vitales importantes, y es apropiada cuando alguno de estos focos es el eje central del malestar.
Diversos metaanálisis avalan a ambos tipos de tratamiento, que son recogidos también en las guías clínicas de referencia, tanto del Sistema nacional de Salud (SNS),como del prestigioso NationalHeathSystem (NHS) británico.
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/23723742
http://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0272735805001005
Las personas con depresión también pueden beneficiarse de otros tratamientos en función de las características específicas del caso, como intervenciones de pareja o familiares. Otras intervenciones dirigidas a aumentar el autoconocimiento, identificar formas de sentirse y comportarse que resultan dolorosas o perjudiciales y aprender a relacionarse con ellas de una forma diferente. Pueden ayudar a fortalecer a la persona y crear cambios a nivel más profundo que resulten duraderos y útiles de cara a mejorar la calidad de vida y prevenir posibles recaídas.
Los tratamientos que se han mostrado más eficaces en niños y adolescentes son análogos a los del adulto, siempre adaptados a las características del momento evolutivo. Como problema complejo que puede comprometer el desarrollo del menor se intenta abordar con unos objetivos terapéuticos amplios, que incluyan además mejorar la autoestima, favorecer la expresión y manejo emocional, fortalecer las relaciones sociales… El trabajo con la familia resulta de gran valor; fomentar una comunicación saludable y mejorar las relaciones familiares siempre va a repercutir de forma positiva en el bienestar del niño o adolescente.
La distimia es un trastorno del estado de ánimo, que sin llegar a cumplir las características de intensidad de la depresión, se caracteriza por un estado de ánimo depresivo de larga duración. Se manifiesta de forma similar a la depresión: la persona puede experimentar sentimientos de tristeza, altibajos del estado de ánimo o irritabilidad, perdida de interés por las actividades diarias, dificultades para tomar decisiones, baja autoestima, pesimismo, falta de energía, dificultades pare concentrarse o recordar, problemas de sueño o alteraciones del apetito. Causa gran afectación personal, ya que genera dificultades en áreas relevantes de la vida, como el trabajo o las relaciones con los demás, que habitualmente no pueden comprender bien lo que sucede. Los síntomas pueden terminar formando parte de la vida cotidiana de la persona, y acostumbrarse a su sufrimiento.
TRATAMIENTO:
En cuanto al tratamiento, los enfoques antes mencionados para el trastorno depresivo se aplican también para la distimia, adaptándose a las características del paciente, pero la evidencia sobre su eficacia no es tan extensa.
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/21770842
La terapia ayuda a la persona a tener una mayor conciencia de lo que le sucede, identificar formas de pensar y comportarse que están generando sufrimiento y adquirir habilidades para cambiarlas.
Otras formas terapéuticas pueden resultar especialmente valiosas en estos casos,como las orientadas a conocerse mejor, identificando los aspectos de la historia personal que han influido en las dificultades para gestionar mejor sus intereses. Ello permitirá involucrarse en conseguirlos tanto en aspectos individuales como de relación.